Plinio Correa de Oliveira
Santa Rosa de Lima:
el poder de una persona solamente, siempre que tenga el coraje de santificarse
Hoy es la fiesta de Santa Rosa de Lima (20-4-1586 + 24-8-1617), Virgen. ayer se celebro la decapitación de San Juan Bautista y es también el aniversario del primer desgarro de la Imagen de Nuestra Señora de Siracusa.
En cuanto a Santa Rosa de Lima, tenemos un archivo biográfico extraído de la obra “L’Année Liturgique”, de Dom Guéranger:
“Lamentablemente, tiempo después de la gloriosa conquista de América por los españoles, en Lima, fundada al pie de la cordillera de los Andes como metrópoli de una provincia, la corrupción fue tal que San Francisco Solano tuvo que imitar al profeta Jonás y amenazarla. como Nínive de los castigos divinos. Pero la misericordia divina ya se había manifestado en el alma de un niño capaz de todas las expiaciones.
“Tenía sólo 31 años cuando, en medio de la noche que comenzaba la fiesta de San Bartolomé, en el año 1617, escuchó el grito: ‘Aquí está el marido’ (Mt. 25, 6). En Lima, en todo el Perú, en toda América, prodigios de conversión y de gracia marcaron el paso de la humilde virgen desconocida hasta entonces. Se ha atestiguado legalmente, dice el Sumo Pontífice (en su bula de canonización), que desde el descubrimiento del Perú no se ha encontrado a ningún misionero que haya producido tal espíritu universal de penitencia. Y cinco años después se dedica el monasterio de Santa Catarina de Siena, que habría de continuar en Lima la obra de santificación, curación, defensa social, y que se llamaría Monasterio de Rosa, que ella en verdad ante Dios fue fundadora y madre.
“Y esta niña que sólo rezaba y sufría, que en medio de la corrupción del mundo ofrecía su virginidad a Dios, que sólo buscaba el silencio y la oscuridad, se convirtió en la patrona del Perú y hasta el Papa Clemente X extendió su protección a las Indias, a Filipinas ya toda América”.
La siguiente es una hoja de Daras:
“El celo de la casa de Dios la devoraba. Cuando volvió sus ojos a las naciones infieles de América del Sur, sufrió indecibles torturas en su alma y lloró. Instó a los sacerdotes, religiosos, a volar en ayuda de estas almas. Pensó en adoptar y educar a un niño para dedicarlo después a las misiones. La muerte le impidió llevar a cabo este proyecto.
“Un día pensó que iba a recoger la palma del martirio y grande fue su entusiasmo. Una flota holandesa fue avistada en alta mar, que parecía querer intentar un desembarco en Lima. Para los marineros herejes esta fue la señal para el saqueo de las iglesias. Se dio la alarma a la ciudad. Rosa fue a la iglesia de Santo Domingo y manifestó su intención de hacerse masacrar cubriendo el tabernáculo con sus brazos. A esta tímida virgen se le vio rasgar el dobladillo de su vestido para tener más agilidad y, desarmada, se colocó al pie del altar en postura de guerrera. Pero Dios estaba contento con esta demostración de celo solamente. La flota enemiga se alejó sin causar daño.
“Esta santa había puesto toda su esperanza en Dios. A menudo cantaba aquel verso familiar a los Padres del desierto: Oh Dios, ven en mi ayuda, dígnate socorrerme. Sucedió que su alma se estremeció considerando el misterio de la predestinación. El Señor la tranquilizó, asegurándose: Hija mía, yo sólo condeno a quien quiere condenarse a sí mismo. Mantén tu alma en paz.”
Procesión en la fiesta del santo, por las calles de Lima. Es la patrona de la Policía Nacional y de ella recibe su homenaje.
Estos hechos de la vida de Santa Rosa de Lima nos ponen frente a las condiciones de América Latina en ese momento. Ocurrió que en Brasil, como en Hispanoamérica, la llegada de los íberos aquí produjo un trauma moral muy peligroso. Eran los hombres que venían de Europa, sedientos de aventuras, de carácter rústico y salvaje, y que cuando llegaron aquí se entregaron a las aventuras. Encontrando aquí una naturaleza tropical exuberante, con unas condiciones climáticas que favorecían el lujo y la desnudez, se permitieron, en todo caso, disolverse en un ambiente donde se superponían la vulgaridad y la corrupción moral, lo que determinó un tremendo descenso de nivel.
Santa Rosa de Lima vio que si no había una gran gracia y una gran reacción, sería imposible impedir que estos pueblos frustraran los santos designios de la Providencia, cuando dirigió aquí a los pueblos ibéricos. Gente que sería tan fiel a la fe católica, que determinaría exactamente la formación de este inmenso bloque católico que antiguamente se extendía desde Estados Unidos hasta el extremo sur de la costa de Argentina y Chile.
En estas condiciones, era necesario hacer un gran trabajo. Lo curioso es que Dios no levantó un gran predicador para toda América. Puso aquí, allá, allá grandes predicadores, pero de alcance limitado. ¡ Una persona que tuvo una misión de carácter universal fue Santa Rosa de Lima ! Y fue porque era un alma penitente , un alma suplicante y Dios quiso eso, en el plan de la Comunión de los Santos, lo necesario para salvar América .
De ahí precisamente que su reputación de santidad recorrió toda América y determinó innumerables milagros y conversiones. Y – hecho particularmente precioso – el espíritu que suscitó a su alrededor fue el de la penitencia, el espíritu de la mortificación , que es tan duro y tan difícil de despertar .
Con ello, naturalmente , frenó en gran medida la corrupción de las costumbres , y con su acción , que fue sólo incompletamente correspondida por el pueblo, se crearon condiciones menos favorables a la Revolución , lo que a su vez determinó una marcha más lenta de la Revolución en nuestro continente.
Así vemos lo que puede hacer una sola alma, mientras se entregue verdaderamente a la Virgen, mientras resuelva renunciar a todas las ventajas y todas las penalidades de la tierra, entregándose verdaderamente a la misericordia y penitencia de Dios.
¡Aquí hay una gran lección!
Una persona que responde enteramente a la gracia puede hacer un bien indecible si se santifica . Y es el coraje de dejarte santificar en el altar lo que debes pedir a Nuestra Señora .
Que ella nos dé ese coraje en el camino que ella comprende y, especialmente, en el pequeño camino de Santa Teresinha do Menino Jesús, en el que no es el hombre quien va delante del coraje, sino que es el coraje que encuentra al hombre y habita en él, cuando menos se espera, para realizar grandes obras .
Pidámosle, pues, a Santa Rosa de Lima, que tanto bien hace a este continente, que nos haga bien a nosotros también para la conservación y continuación de su obra, para que América Latina sea realmente el campo de elección del Reino . de María
Santo del día, 29 de agosto de 1967
ADVERTENCIA
Este texto es una adaptación de una transcripción de la grabación de una conferencia del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira a los socios y cooperantes de la TFP, manteniendo así el estilo verbal, y no fue revisado por el autor.
Si el profe Plinio Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros, ciertamente pediría que se hiciera mención explícita de su disposición filial para rectificar cualquier discrepancia en relación con el Magisterio tradicional de la Iglesia. Esto es lo que exponemos aquí, en sus propias palabras, como homenaje a tan hermoso y constante estado de ánimo:
“Un católico romano, el autor de este texto se somete con ardor filial a la enseñanza tradicional de la Santa Iglesia. Sin embargo, si por error sucede en él algo que no se ajusta a esa enseñanza, inmediatamente y categóricamente la rechaza”.
Las palabras “Revolución” y “Contrarrevolución” se usan aquí en el sentido que les da el Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su libro ” Revolución y Contrarrevolución “, cuya primera edición fue publicada en el Nº 100 de “Catolicismo” , en abril de 1959.
