Amazonia. Otros tres cardenales rechazan el documento base del Sínodo

Uno después del otro, en tres días, otros tres cardenales – como ya antes de ellos los alemanes Walter Brandmüller y Gerhard Müller -han dirigido graves críticas al ”Instrumentum laboris”, el documento base el inminente Sínodo sobre la Amazonia, además de al general estado de confusión en el que ven que se precipita la Iglesia.

El primero es el cardenal Robert Sarah, guineano, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en una entrevista realizada por Edward Pentin para el “National Catholic Register” del 23 de setiembre:

> Cardinal Sarah’s Cri de Coeur: The Catholic Church Has Lost Its Sense of the Sacred

El segundo es el cardenal Raymond Leo Burke, estadounidense, ex presidente del tribunal supremo de la Signatura Apostólica, en una declaración firmada junto al obispo kazajo Athanasius Schneider, dada a conocer el 24 de setiembre:

> “La lealtad al Papa nos obliga ser claros sobre la fe”

El tercero es el cardenal Jorge Urosa Savino, venezolano, arzobispo emérito de Caracas, en una entrevista llevada a cabo por Inés San Martin para “Crux”, publicada el 25 de setiembre:

> Venezuelan cardinal: Synod document strong on ecology, weak on ecclesiology

De los tres, Sarah es el único que tomará parte en el Sínodo y sus palabras al respecto son reproducidas íntegramente más abajo.

En cuanto a Burke, comienza su declaración de esta manera:

“Ninguna persona honesta puede negar la confusión doctrinal casi general que reina en la vida de la Iglesia en nuestros días. Esto se debe particularmente a las ambigüedades con respecto a la indisolubilidad del matrimonio, que se relativiza mediante la práctica de la admisión de personas que conviven en uniones irregulares a la Sagrada Comunión, debido a la creciente aprobación de los actos homosexuales, que son intrínsecamente contrarios a la naturaleza y contrarios a la voluntad revelada de Dios, debido a errores con respecto a la singularidad de Nuestro Señor Jesucristo y Su obra redentora, que se relativiza a través de afirmaciones erróneas sobre la diversidad de las religiones, y especialmente debido al reconocimiento de diversas formas de paganismo y su practicas rituales a través del ‘Instrumentum laboris’ para la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica”.

Burke prosigue reivindicando – con ejemplos extraídos de la historia de la Iglesia – no sólo el derecho, sino el deber de hablar abiertamente en defensa de la verdadera doctrina, también reclamando al Papa su deber de “confirmar la fe”, tal como lo ha pedido el mismo Francisco, de quien se recuerdan estas palabras pronunciadas por él en un Sínodo anterior, en el 2014:

“Una condición general de base es esta: hablar claro. Que nadie diga: ‘Esto no se puede decir; pensará de mí así o así…’. Se necesita decir todo lo que se siente con parresía. Después del último Consistorio, en el que se habló de la familia, un cardenal me escribió diciendo: lástima que algunos cardenales no tuvieron la valentía de decir algunas cosas por respeto al Papa, considerando quizás que el Papa pensara algo diverso. Esto no está bien, esto no es sinodalidad, porque es necesario decir todo lo que en el Señor se siente el deber de decir: sin respeto humano, sin timidez”.

Por último, en cuanto a Urosa Savino, él dice que la Iglesia hace bien en promover una “ecología integral” para la Amazonia, pero el documento preparatorio del Sínodo dice muy poco sobre lo que es “el principal deber de la Iglesia, la evangelización, llevar el Evangelio de Jesús al mundo, a todas las gentes”, incluidas las poblaciones urbanas de la Amazonia, no sólo los indígenas dispersos en los bosques.

“Estas poblaciones exigen una abierta, directa y explícita evangelización de Jesucristo”, continúa diciendo Urosa Savino. Pero esto “apenas es mencionado” en el documento, el cual “presenta una casi idílica población amazónica, el hombre perfecto, el buen salvaje de Jean-Jacques Rousseau”, cuando por el contrario se trata de “gente normal, con las virtudes y los defectos de todos los otros pueblos que habitan en el mundo”, a quienes “también debemos llevarles el Evangelio”.

“El documento base – dice también el cardenal – habla mucho de acompañar, seguir, comprender y dialogar, pero habla poco de la necesidad de anunciar el Evangelio de Jesucristo. Esto de alguna manera explica la realidad del crecimiento de las iglesias pentecostales y evangélicas en la región, mientras la fe católica en la Amazonia no crece con la misma fuerza”.

Y de esta falta de crecimiento – prosigue diciendo Urosa Savino, aludiendo al pedido de ordenar hombres casados – “la causa no es la falta de sacerdotes”. Él recuerda que entre el siglo XIX y el siglo XX gran parte de Venezuela padeció una grave escasez de sacerdotes, “pero la fe era viva y sólida, porque no se trata de solamente de recibir o no los sacramentos, sino de hacer experiencia de la fe que se ha tenido, que ha llegado a través de los catequistas en las familias, que les han comunicado la fe a sus hijos”.

Pero volvamos al primero de los tres cardenales, el africano Robert Sarah. A continuación publicamos de qué manera juzga al inminente Sínodo sobre la Amazonia.

P. – ¿Por qué el Sínodo panamazónico preocupa tanto a muchas personas, incluyendo a algunos respetados cardenales? ¿Cuáles son sus propias preocupaciones respecto al encuentro que se va a llevar a cabo del 6 al 27 de octubre?

R. – He escuchado que algunas personas querían hacer de este sínodo un laboratorio para la Iglesia universal, que otras dijeron que, después de este sínodo, nada va a ser igual que antes. Si eso es cierto, este enfoque es deshonesto y engañoso. Este sínodo tiene un objetivo específico y local: la evangelización de la Amazonia.

Me temo que algunos occidentales confiscarán esta asamblea para hacer avanzar sus proyectos. Pienso, en particular, en la ordenación de los hombres casados, en la creación de ministerios para las mujeres o en dar jurisdicción a los laicos. Estos puntos se refieren a la estructura de la Iglesia universal, los cuales no pueden ser discutidos en un sínodo particular y local. La importancia de sus temas requiere la participación seria y consciente de todos los obispos del mundo. Sin embargo, muy pocos están invitados a este sínodo. Aprovechar un sínodo particular para introducir estos proyectos ideológicos sería una manipulación indigna, un engaño deshonesto, un insulto a Dios, quien conduce su Iglesia y le confía su plan de salvación.

Además, estoy impactado e indignado por el hecho que se utilice la angustia espiritual de los pobres en la Amazonia como pretexto para apoyar proyectos que son típicos del cristianismo burgués y mundano.

Vengo de una Iglesia joven. Conocí a los misioneros que iban de aldea en aldea para apoyar a los catequistas. He vivido la evangelización en mi carne. Sé que una iglesia joven no necesita sacerdotes casados. Al contrario: necesita sacerdotes que le den el testimonio de la cruz vivida. El lugar de un sacerdote está en la cruz. Cuando celebra la Misa, está en la fuente de toda su vida, es decir, en la cruz.

El celibato es una de las formas concretas en que podemos vivir este misterio de la cruz en nuestras vidas. El celibato inscribe la cruz en nuestra carne. Es por eso que el celibato es insoportable para el mundo moderno. El celibato sacerdotal es un escándalo para lo moderno, porque la cruz “es necedad para los que perecen” (1 Cor 1, 18).

Algunos occidentales ya no pueden tolerar este escándalo de la cruz. Pienso que ésta se ha convertido en un reproche insoportable para ellos, por eso llegan a odiar el sacerdocio y el celibato.

Creo que los obispos, los sacerdotes y los fieles de todo el mundo deben levantarse para expresar su amor por la cruz, el sacerdocio y el celibato. Estos ataques contra el sacerdocio provienen de los más ricos. Algunas personas piensan que son todopoderosos porque financian iglesias más pobres, pero nosotros no debemos ser intimidados por su poder y su dinero.

Un hombre de rodillas es más poderoso que el mundo. Es un baluarte inexpugnable contra el ateísmo y la locura de los hombres. Un hombre de rodillas hace temblar el orgullo de Satanás. Todos ustedes que, a los ojos de los hombres, no tienen poder ni influencia, pero que saben permanecer de rodillas ante Dios, no tengan miedo de los que quieren intimidarlos.

Debemos construir un baluarte de oraciones y sacrificios para que ninguna ruptura lastime la belleza del sacerdocio católico. Estoy convencido de que el papa Francisco nunca permitirá tal destrucción del sacerdocio. A su regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, el 27 de enero, dijo a los periodistas, citando al papa Pablo VI: “Prefiero dar mi vida que cambiar la ley del celibato”. Y agregó: “Es una frase valiente, en un momento más difícil que éste, 1968/1970. … Personalmente, pienso que el celibato es un don para la Iglesia. En segundo lugar, no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional. No, de ninguna manera”.

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