Santo Antonio pintura fiel y santo azucarado…

catolicismo, septiembre de 2001 (*)

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras estaba en Padua, Italia, visité la famosa Basílica de Santo Antonio. Y recuerdo que vi, en una columna
adentro, la imagen de un fraile franciscano poderoso, fuerte —quizás hasta con tendencia a la obesidad— de cara seria. La posición de su mano era la de quien enseña.

Y le pregunté a uno de los encargados de atender a los fieles:  “¿De quién es ese cuadro?”.  La respuesta fue:  “Bueno, esta pintura es la pintura más antigua que se conserva de Santo Antonio de Padua, que algunos llaman Santo Antonio de Lisboa”.  Parece haber sido pintado por Giotto, o por uno de sus discípulos. Es el más cercano, históricamente, a la fisonomía del Santo.

Fui a la sacristía, donde había una larga fila de romeros comprando rosarios y objetos de piedad de todo tipo. Una  caja  vendió copias de esta pintura; y en otra  cajita ,  santos  impresos en nuestros días, del mismo Santo. Adquirí ese ejemplar y uno de los  santos,  para comparar las dos representaciones del famoso Santo franciscano.

La  imagen  mostraba a un San Antonio sonrojado, cuya fisonomía mostraba unos músculos que nunca habían estado tensos, ni por el dolor, ni por la indignación, ni por la preocupación, ni por el riesgo, ni siquiera por el esfuerzo. Casi imberbe, el rostro parecía de porcelana, con labios que nunca decían nada. Simplemente se abrían para ingerir cualquier pequeña comida… Los ojos miraban sin prestar atención a algo frente a ellos, que realmente no merecía atención. Figura de un disparate sin nombre. Pero era tal  santo  que se vendía en cantidad…

Las fotografías de la pintura auténtica del Santo, sin embargo, rara vez fueron adquiridas por el público. Esta desproporción me impresionó profundamente.

Posteriormente, en una reunión con amigos, analizamos y comprobamos las dos ilustraciones.  ¡Se consolidó en nuestro espíritu la tesis de que existe una escuela espiritual velada que busca deformar la piedad católica, según un modelo edulcorado y sentimental, del cual el  santo de Santo Antonio fue un ejemplo arquetípico!

(*) Extractos de la conferencia impartida por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira a los miembros y cooperantes de la TFP el 21 de mayo de 1983. Sin revisión del autor.

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