Los que esperan ser comidos sólo al final / La fórmula mágica del “neochamberlainismo” o “neodaladierismo” contemporáneo es el relativismo. Para él, todas las verdades y todos los errores son relativos. Cada afirmación categórica no es más que un toque de fanatismo. La verdad está siempre y sólo en el medio. Es decir, en un acomodo entre todas las opiniones, por diversas y contradictorias que sean. Cuando mueren las certezas, la actividad intelectual pierde su fin natural. Y la somnolencia se apodera de la opinión pública. El sueño de los pacifistas a toda costa, que Churchill definió así: “Apaciguador es el que alimenta a un cocodrilo, esperando que lo devore el último”.
En momentos en que los ojos del mundo están puestos en la grave situación derivada de la invasión de Ucrania por parte de Putin, y con todas las consecuencias que de ello se pueden derivar, se nos ocurrió publicar algunos artículos especiales de otros sitios – sin pretender ni remotamente ser algo muy completo – sobre el tema. Este tema está tan cerca de lo que Nuestra Señora anunció en Fátima que “Rusia esparcirá sus errores por el mundo”, pero que “al final, Mi Inmaculado Corazón triunfará”.
En septiembre de 1968, la TFP brasileña ofreció una recepción a un ilustre visitante: el cardenal ucraniano Josyf Slipyj, arzobispo mayor metropolitano de Lvow. El cardenal Slipyj había presentado una firme resistencia al comunismo en su tierra natal. Debido a esto, desde abril de 1945 hasta principios de 1963 estuvo sometido a un largo cautiverio y trabajos forzados en Siberia, Mordovia y las regiones polares. Era natural que la TFP homenajeara a este héroe de la lucha contra el comunismo.
El 26 de septiembre tiene lugar la recepción del Purpurado, en la sede del Consejo Nacional de la TFP en São Paulo (entonces en la Rua Pará, nº 50). Hay elementos destacados del Clero, de las Fuerzas Armadas, de la sociedad paulista y de la colonia ucraniana, además de centenares de miembros y cooperadores de la entidad (cfr. “Catolicismo”, nº 215, noviembre de 1968).
Fuente: Plinio Correa Oliveira