
Confianza ciega en María.
Jamás será suficiente insistir en que la misericordia de María Santísima no tiene límites. Por mayores que sean nuestras ingratitudes e infidelidades. Ella estará siempre a nuestro lado, dispuesta a re erguirnos; a sonreírnos; perdonar y darnos ánimo para nuevos actos de virtud. Por eso nunca dejaremos de volvernos hacia Ella diciéndole:
“Mi Madre quisiste establecer conmigo un vínculo que no se rompe ni en el momento en que te ofendo. En vuestro deseo de ampararme siempre; me pusiste en las vías de la bondad, de la misericordia y del perdón. Enséñame pues, a conocer tu clemencia, a confiar en Ti de ojos cerrados, y de todos modos, y así llevar una vida, al mismo tiempo, sembrada de devoción a Ti y repleta de alegría, porque es repleta de confianza en tu maternal socorro. Amén.”
(Plinio Corrêa de Oliveira)
Fotografía tomada en la Sede principal de la TFP brasileña, junto a la imagen peregrina y milagrosa de Nuestra de Fátima.